domingo, 6 de julio de 2014

Refugio


Sin promesas ni mentiras
la vida se le iba
y el silencio era su fiel compañía
en la amargura de los días.

Un cigarrillo por las tardes encendía
sin la sospecha de que su pasión se consumía
y en cada ceniza que caía, con cobardía
una sonrisa se escondía.

Cansada del camino, 
decidió jugar con el destino
entregar su corazón al olvido
y dejar que el azar se volviera su amigo.

En el refugió de su soledad, sintió frío.
En el calor de su locura, buscó abrigo
En el vacío de su pecho, dejó testigos
de que el amor que sentía 
nunca fue comprendido.




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